El Maravilloso Poder de la Cooperación Femenina

La cooperación entre mujeres maduras es una medicina del tiempo. Una red viva donde nos vemos unas a otras más allá de las máscaras. Aunque en el proceso de este tránsito, muchas amigas se quedan y muchas otras llegan a la vida.

Pero también existe el concepto de la Cooperación transgeneracional: esto significa la cooperación entre las mujeres de nuestro clan, las vivas y con quienes podemos tejer a través del campo de información.  Seguro te estás preguntando ¿de que se trate esto?

Lo interesante de esta colaboración es que no se limita al plano físico. Desde la mirada cuántica, nuestras memorias —y las de nuestras ancestras— viven en un campo de información compartido. Carl Gustav Jung y el físico Wolfgang Pauli, al desarrollar el concepto de sincronicidad, hablaron de cómo los sucesos psíquicos y materiales se entrelazan más allá de la causalidad lineal.

Y por eso hoy estamos hablando el otoño, de la energía que en el hemisferio norte nos lleva al punto de menor luz, y de mayor contacto con ese espacio en el que los mundos se tocan.  Los mundos de lo material y de lo intangible de lo etéreo, del campo de información de quienes estuvieron aquí antes que nosotros.

Más adelante, autores contemporáneos como Marcus Schmieke han profundizado en cómo los campos de resonancia colectiva nos permiten acceder a memorias, recursos y patrones que pertenecen a nuestra historia común.

Cooperar entre mujeres de distintas edades es, entonces, una forma de sanar en red, de integrar las memorias de las que vinieron antes y sembrar coherencia para las que vienen después.

Cada encuentro entre nosotras ya sea una conversación, una ceremonia, una carpa roja es un puente de información que nos reorganiza desde el alma. Con quienes estamos en este plano y con quienes lo han dejado.