Conocí a Ana Gabriela y su trabajo con la obsidiana gracias a la recomendación de una amiga, como preparación para mi camino con las medicinas sagradas. No sabía exactamente qué esperar, pero desde nuestra primera conversación algo hizo clic: sentí que había encontrado una guía poderosa y auténtica para mi camino.
Trabajar con la obsidiana ha abierto tantas puertas que ni siquiera sabía que había cerrado. Un año después, miro con ternura a la mujer que era antes y puedo ver lo mucho más enraizada que estoy ahora en mi propio sendero hacia la mujer que soy.
Antes de esta experiencia, nunca sentí una conexión fuerte con los cristales. Ahora, me siento en sintonía con su energía y las bendiciones que portan. Mi camino aún se sigue desplegando, pero lo recorro con más entusiasmo, resiliencia y confianza, gracias a las herramientas, la sabiduría y el amoroso acompañamiento que he recibido de Ana Gabriela.